No importa el tamaño, la trascendencia, la duración, el grado de dificultad, ni cual sea el objetivo... En cuanto te planteas un proyecto, lo más importante para llevarlo a buen puerto es IMPLICARTE en él a todo nivel: vivirlo, pensar en él, hablar de él y trabajar en él, de manera que te sea más fácil llevarlo adelante -y más si es un proyecto en solitario- y que te sea más difícil el tener la tentación, en algún momento de bajón, de dejarlo, de abandonarlo, de dejarlo sólo en eso, en un proyecto.