La decisión se toma en casa,
desde la cama, oteando con ojos legañosos por la ventana.
· Sí, llueve. ¿y qué?... así que voy
· Sí, llueve, ¡qué pereza!... no voy
No hay muchas más decisiones que
tomar. A mí me encanta correr bajo la lluvia (odio el viento, maldigo el sol);
siempre he dicho que, de no haber llovido en la maratón de Berlín durante tooooodo el
recorrido, y siendo la primera maratón que hacía, no la hubiera acabado ni en
coña.
Pero entiendo perfectamente a l@s que no les gusta correr lloviendo.