02 enero 2000

OCTAVA ETAPA, JUEVES 20 DE ABRIL


RAMALLOSA-VIGO, 
ESTA ERA LA ETAPA EN UN PRINCIPIO; PERO LA HE ALARGADO.:
ME HE SALIDO DEL “CAMINO OFICIAL” PARA IRME EN BARCO PARA RECORRER UN:       
RAMALLOSA - VIGO - 
   CANGAS DO MORRAZO-
      PRAIA DE NEGAR - ALDAN        
Etapa tomada en un principio algo así como de trámite, que hemos hecho bastante rápida y siempre siguiendo el litoral, aunque en muchas ocasiones por el carril bici. Nada especialmente reseñable del trayecto y sí muchas ganas de llegar para enfrentarnos al primer “pulpo a feira con albariño” del Camino en O Peirao, rematado con unos, supuestos, pimientos de Padrón. 
Y ha sido comiendo cuando finalmente lo he decidido: “me saldría” del Camino para coger un barco, cruzaría la ría y me iría a ver a Jordi y Jackeline a su paraíso de Praia de Nerga. Carlos seguiría su Camino y posiblemente, si no arreciaba la lluvia (se prevén para hoy, mañana y pasado) alargaría su Camino haciendo el “espiritual”.
Una vez al otro lado de la ría, después de una rápida travesía, no he encontrado combinación idónea para ir hasta allí, así que he negociado con una de las conductoras de bus el que me dejara en un cruce, a la altura de Vilariño,  donde nacía una carreterucha  que me acercaría a Negar (una chica se ha ofrecido gentilmente a pagarme el billete, ya que la conductora no cambia billetes de 50€). Y el paseito por esa carreterucha ha sido de 6k con un par o tres  de  buenas-buenas rampas, y las subsiguientes bajadas. Nada de un plis-plas de trámite. 
Y al rato, viendo ya desde lejos sus caras de estupor y alegría al verme llegar, me ha plantado en la puerta del restaurante que regentan, en un lugar realmente idílico en Praia Nerga
Ha sido una velada “amorosa”, entrañable. Jordi y Jackeline me recuerdan muy mucho, a Nick y Keya, mis Oregon boys del Camino francés del año anterior. Como Nick, Jordi es como un gran oso amoroso, al que estarías abrazando todo el rato; y como Keya, Jackelin es un encanto, un amor, aparte de ser ambas tremendamente atractivas. Hemos contado con la presencia de un amigo suyo, Raul, quien precisamente celebraba años (exquisita la tarta de zanahoria que ha traído) y que ha sido quien finalmente me ha acercado hasta donde voy a dormir -o a tratarlo al menos- esta noche: un sibarítico Casa Xestadelo, en Aldán. Una maravilla.

29,2k -   174,5 k acumu
lados