En la otra esquina del
cuadrilátero, todo lo contrario. Personas con las que te cruzas casi fugazmente
y a las que, cuando las recuerdas, crees que fueron muchos los días en los que compartisteis, vivencias, recuerdos, charlas, risas (¡cómo no sucumbir a la deliciosa y contagiosa risa de Keya!), confidencias... Las recuerdas como algo
intenso, pleno… pero cuando lo racionalizas, descubres que esos momentos fueron casi nada (en cuanto a tiempo real). Es el caso de dos adorables personitas llegadas al Camino
desde el lejano Oregón (Keya y Nick) El texto que viene a continuación está escrito como si estuviera hablando con ellas
Qué intensos fueron los días de nuestra última semana en el Camino.
No caminábamos juntos, pero el Camino nos hacía piruetas y nuestros “caminos” se cruzaban una y otra vez. Y qué alegría cada vez que esto ocurría, cuando os re encontraba, cuando sin provocarlo nos cruzábamos. Aunque casi no nos conocíamos, era como re encontrarme con alguien “de casa”, alguien que forma parte de tu entorno más cercano.
¡Con qué nostalgia recuerdo todos esos días al final del Camino!.
- ¿ He dicho al principio ¿NUESTRA ÚLTIMA SEMANA EN EL CAMINO? ...Rebobinemos.
Al haber variado nosotros la etapa, al haberla roto, creí que ya no iba a volver a veros. Crónica y fotos de la etapa.
- Y ciertamente no os vi el domingo; y no os vi el lunes; y no os vi el martes, y tampoco os vi el miércoles., ni el jueves No fue sino hasta la tarde del viernes (no recuerdo dónde estaba David ese día en esos momentos), que en un alto en el camino, un arroyo de agua fresca volvió a reunirnos y nos refrescó los pies. El mismo arroyo que inmortalizaste en la deliciosa pintura sobre madera que me mandaste hace unos días.
Fueron solo algunos minutos… Crónica y fotos de la etapa. Estuvimos caminando juntos unos kilómetros y luego, cada uno de nuevo por su lado.