#adidasrunnersbarcelona
(en la gráfica falta la primera dura rampa, porque no activé el Garmin hasta llegar arriba)
Alejados
esta vez del asfalto, la gente de adidas runners
barcelona nos convocaron en el incomparable marco del Observatorio
Fabra, con toda Barcelona a nuestros pies.
El
motivo de la convocatoria, del evento, era la prueba de las nuevas Adidas TERREX,
una zapatilla apta tanto para asfalto como para Trail. Eso decían… y a mi me convencieron.
Yo hago poco trail, poca montaña y hace muy, muy poquito que me he comprado unas
zapas traileras que sinó, las compraba fijo. Si estáis pensando en comprar zapas versátiles, las TERREX lo son y mucho.
Acerté con el número (43 1/3) y me iban como un guante. Y el
diseño, muy acertado.
De
lo que se trataba era de probarlas, y vaya si las probamos. Y la prueba era por
equipos (de 2 ó 3 componentes). Yo me inscribí con Mª José Carrillo, y éramos
el equipo nº 7; pero finalmente ella no pudo venir. Por otro lado, Mª José Cote se inscribió con Santi
Ruíz (eran el equipo 35); pero tampoco ella pudo ir. Así que
hicimos equipo (”el nuevo 7”) Santi y yo. Y como a los equipos había que
ponerles nombre, el del nuestro estaba más que claro: “SINMARIAJOS”.
Antes
de arranar a correr, andaba por ahí Janette, que también se había quedado sola
en su equipo, el 47. Y le propuse que fuera con nosotros.
Lo
de “arrancar a correr” que decía antes no es más que un eufemismo. Porque nada
más salir nos esperaba la primera de las rampas con las que nos íbamos a
encontrar. Al llegar arriba, y por el asfalto de la carretera empezamos a bajar,
a bajar…y bajar, tomando luego una trailera, para seguir bajando, bajando… (en
el km. 2,6 hice mi ya tradicional “alunizaje”, que fue cuando momentos después le dije a Janette que cogiera mi
dorsal del 7 y siguiera con Santi, que yo iría hasta el final a mi ritmo con el 47).
Y
seguimos bajando, bajando, bajando hasta la Carretera de Les Aigües por la parte de
prolongación de Plá dels Maduixers.
¿Y
que es lo malo de bajar, bajar y bajar….? Pues que luego hay que subir, subir y
subir.
(en la
gráfica falta la primera dura rampa, porque no activé el Garmin hasta llegar
arriba)
Y fueron
desniveles laaaargos. Y empinados, el penúltimo sobre todo.
Pero llegué
al observatorio bastante mejor de lo que esperaba después de tanto tobogán y, para mi satisfacción/consuelo personal, con
mucha gente entrando tras de mí.
Devolución
de zapas e inicio del refrigerio, que fue un muy, muy buen y generoso catering.
Y con
amigos, muchos amigos…
