Ayer domingo, sorpresivamente, me planté en Sant Andreu de la Barca para correr, por tercera vez, su "CURSA DE LA TARDOR"; ya la había corrido en 2016 (estrenando la "naranjito") y en 2017, solo que en estas dos ediciones corrí la de 10K y este año, con lo que hay, he optado por correr la de 5 K.
Y digo sorpresivamente porque hasta la misma medianoche del sábado no me decidí a intentar ir para ver si lograba conseguir un dorsal presencial (en principio nos íbamos a ir fuera este finde). Y la cursa no fue ni bien ni mal (un 27:12 está dentro de los parámetros "normales" actuales, y una segunda vuelta hubiera sido destroyer). Mejor dejarlo así.
Esta mañana, como para compensar, me he ido a caminar (Esplugues-Pl. EspaÑa-Esplugues), con un paréntesis -como un regalo añadido- de un cafecito reposado y tranquilo con Vanessa B., ese ángel como caído del cielo para transmitir paz, sosiego.
Y para completar el día, dentro de un rato, clase de Pilates en el gym