DECIMOTERCERA Y ÚLTIMA, ETAPA
18 SEPTIEMBRE 2023
O'PEDROUZO – SANTIAGO
19,46K Acumulados finales 308,52K
4:11H Acumuladas finales. 75:61H
Ritmo 13:10
MI CUARTA ENTRADA EN LA PLAZA DEL OBRADOIRO EN POCO MÁS DE 15 MESES
Como ya me ocurriera al acabar el Camino Francés, esta etapa la he vuelto a considerar “de puro trámite”, “mal necesario”, de algo parecido a los “minutos basura” del básquet. Además, es una etapa mayormente “urbana” (el aeropuerto, áreas residenciales, autovías, industrias); y aunque el perfil de la etapa parezca otra cosa, es una etapa sin grandes desniveles.
Y los trámites, cuanto antes los solventes, mejor (finalmente ha sido en 4:11, a ritmo de 12:54); así que he madrugado … pero sin tener en cuenta un pequeño detalle: en el paquete que envié a casa días atrás, estúpida, pero creo que despistadamente, también había metido el frontal (porque ya me diréis qué me solucionaba su sobre-carga de peso). Así que en noche cerrada y sin frontal he empezado a caminar poco antes de las siete de la mañana utilizando la linterna del móvil cuando no veía muy claro donde pisar. Pero después del tercer tropezón, que casi me hace ir por los suelos, he decidido dejar que me adelantara un grupo y me he pegado a ellos, para aprovechar la luz de sus frontales. Pero claro, estaba a unos 4-5 metros de ellos, y entre su haz de luz y yo no habría menos de 7 metros, así que seguía caminando casi a oscuras. Pero así he ido unos 3 kilómetros, hasta que he decidido parar en una cafetería a pie de Camino a comer algo (ya había desayunado en O’Pedrouzo antes de salir) a esperar a que amaneciera.
He afrontado la tediosa y empinada subida al aeropuerto, con una buena cantidad de alegres y animados turigrinos delante y detrás.
Del Camino Francés de julio 2022 me quedó el regusto de no haber “subido” al Monte du Gozo, porque creía que era una opción, una alternativa, no parte del recorrido. Y he decidido solucionar esta "anomalía", con la sorpresa para mí de que el MONTE no es tal monte sino una planicie desde la que los peregrinos, antaño, podían ver por primera vez, allá a lo lejos, las torres de la Catedral de Santiago.
Desde Monte de Gouzo a Santiago se me ha vuelto a hacer un recorrido muy pesado, tedioso… así que he aprovechado -para evitar sorpresas a la hora de encontrar donde dormir en Santiago- y para reservar 2 noches, porque mañana quiero acercarme hasta Muxía (regreso a Barcelona pasado mañana). Ha sido en la pensión A casa do Peregrino, en la rua Acibecheria.
Así como la entrada en Plaza del Obradoiro de mi segundo Camino (el portugués) fue un tanto desangelada, casi sin emoción alguna (recordad que no tengo ni la Compostela de ese Camino) hoy, en esta cuarta ocasión, he vuelto a entrar corriendo en la plaza, dándole por completo la vuelta a su perímetro.
Y sí, esta vez me he vuelto a emocionar el terminar mi tercer Camino., supongo que por la dureza del recorrido y por la satisfacción de haberlo logrado.
La pensión que he reservado está en la misma calle del arco de entrada a la plaza (a menos de 300 metros de donde el gaitero te recibe). Mejor emplazamiento, imposible. Ducha nada rápida, sino laaaaarga y jabonosa, y listo para comer.
Por la hora ya era tarde para comer, pero aquí en Santiago las cocinas parece que son “non stop”; y venía con ganas de repetir en el restaurante italiano de las veces anteriores… pero hoy es lunes, y los lunes está cerrado, Así que he ido a Casa Paredes, donde ya estuve en los otros dos Caminos y donde atiende mi amiga, la simpática Edna, la colombianaquenoparececolombiana y que me ha conseguido mesa donde no había (y, como era mesa para cuatro, he invitado a que me acompañaran a dos chicas italianas que estaban esperando turno, un turno que iba para muy largo).
Al acabar de comer he ido, esta vez sí, a por mi Compostela (y a por el certificado de distancia, donde oficialmente constan como 310 los kilómetros del Camino Primitivo) y a tratar de localizar un chino para conseguir un adaptador para el iPad; y ha sido regresando ya a la pensión cuando he coincidido con Sabrina y Luciana, que estaban de copas con sus amigos italianos; hemos estado un buen rato ahí, y hemos acordado que me llamarían cuando supieran el lugar donde ir cenar, por si me quería apuntar.
Después de pasar por la pensión, “siestear” un poco y salir a dar una vuelta por el centro, Sabrina me ha llamado dándome las coordenadas: inicialmente cenaban en un lugar, al que me dirigía cuando me ha vuelto a llamar para decirme que estaban en otro, y luego el GPS se ha vuelto como loco para encontrar la nueva dirección. Pero he llegado.; acabada la cena nos hemos ido de copas cerca de ahí, que tampoco era lejos de mi pensión. Después de un tiempo prudencial, me he despedido de todos y ahí se han quedado ellos con el grupo de peregrinos (ninguno español) con los que habíamos estado desde que llegamos al local.
Creo que me he dormido tan solo apoyar la espalda en la cama.