13 abril 2022

CAMINO PRIMITIVO A SANTIAGO - EPÍLOGO

 EPÍLOGO

SANTIAGO de COMPOSTELA
19 SEPTIEMBRE 2023

            LAST DAY IN SANTIAGO

Sí, podría haberme ido ayer. Pero quería intentar ir hasta Muxia (“A costa da morte”), para tenerlo todo visto y ayer no me hubiera dado tiempo. Así que me he levantado tempranito, he averiguado desde donde salían los autobuses de línea regular para Muxia y para allá que me he ido (Pl. Galizia, el mismo lugar donde pillé el autobús para ir a Finisterre en abril). En principio soy un tipo de costumbres así que iba a repetir el mismo lugar donde muy bien desayuné entonces; pero lloviznaba (bueno, era un poco más que lloviznar lo que hacía) así que he desayunado en una cafetería de la esquina de la plaza. Me he puesto como el Quico de tostada con tomate, queso fresco, zumo de naranja y chocolate con churros.
En una mesa cercana había una muy linda chica, sola, de la que me ha sorprendido su atuendo para su edad (le pongo unos 24 años +/-). Se ha levantado para ir al baño y cuando ha regresado, al pasar por mi lado la he abordado -muy educadamente- para felicitarla por su indumentaria y por lo bien que le sentaba (vaqueros Levy Strauss de cintura alta y unas Converse blancas, bajas). Y hasta ahí. 
Lloviznando, ahora sí suavecito, hemos salido los dos casi a la vez de la cafetería. Yo la llevaba delante unos cinco o seis metros, pero se ha detenido mirando el móvil, como buscando una dirección. Le he preguntado si podía ayudarla… y ya el resto de la mañana lo hemos pasado juntos (bye-bye Muxía, otra vez será, no te preocupes). Annie, que así se llama, tenía entrada para visitar las terrazas de la Catedral y me he aventurado a tratar de conseguirme también una para mí en la visita de las 10; antes nos hemos ido hasta el Mirador, desde donde gracias a la niebla hemos podido “no ver” la ciudad de Santiago desde el Mirador. 
Si vais a Santiago os recomiendo no perderos la visita a las terrazas: es algo espectacular
Annie tenía que salir en tren para Oporto, siguiendo su plan de trabajo, así que nos hemos despedido antes de comer, que ha sido en una de las mesas a pie de calle de uno de los muchos mini-restaurantes que hay en la zona colindante a la Catedral.
Ya por la tarde he podido localizar a Ángel; Liis no estaba muy fina y estaba en el albergue, así que nos hemos ido él y yo a dar una vuelta y a tomarnos unas cervecitas en un lugar con mucho encanto.
Os lo creáis o no, hasta hoy yo no había entrado a visitar la cripta que alberga el sepulcro del Apóstol. Y ha sido hoy por la tarde, casi al borde del toque de campana de cierre cuando he saldado este “despropósito”, porque se supone que uno viaja hasta Santiago para visitar, precisamente, la cripta donde está el sepulcro del apóstol Santiago.
Ya anochecía y Liis se nos ha incorporado y los tres nos hemos ido a cenar al Monasterio de San Martín Pinario, que os recomiendo. El edificio es emblemático, la comida deliciosa y el precio muy muy ajustado. Dan desayuno, almuerzo y cena. Lo de la comida lo desconocía, pero el edificio no, ya que fue ahí donde pasé unas horas medio adormilado en el comedor la noche-madrugada que tuve que coger el avión de regreso a Barcelona de mi Camino Portugués.
Pero yo quería despedirme de Michael y su tropa, así que antes de cenar y también después de despedirme muy afectuosamente de Liis y Ángel, lo he estado llamando; y finalmente los he podido encontrar acabando de cenar en un restaurante que estaba en las escaleras laterales de una de las entradas a la Plaza del Obradoiro, las mismas escaleras por las que entré en la plaza en mi Camino portugués.  
Me han recibido con gran cordialidad, Bibianne y Michael sobre todo, aunque tardaron en entender que yo ya había cenado. En la tribu había alguien a quien yo no conocía, y era Melissa, la preciosa bosnia afincada en Austria. Estuvimos ahí un buen rato, pero yo insistí en que nos fuéramos a la plaza porque en los soportales “la tuna la estaba liando”. Y para allá que nos fuimos todos. Y vaya la que se lió.

Michael estuvo en todo momento muy afectuoso conmigo, y Bibianne muy cariñosa, muy amorosa. Y de Bibianne fue, precisamente, la noche. Acabó eclipsándolo todo, tuna incluida. Cantó, bailó, animó al personal, hizo ejercicios gimnásticos… Fue el centro; era el centro. Estando ahí, tremendo alegrón al escuchar el grito de Txaaaabiiiii  de Sabrina cuando me vio (grito al más puro estilo de Nick y Keya, mis amigos yankees de Oregón del Camino Francés  Sabrina también se había acercado hasta la plaza y gracias a ello pudimos despedirnos, no así de Luciana, que ya iba camino de Muxia.
Al rato, al cabo de muuuucho rato de cantar, bailar, animar, corear… nos fuimos a tomar algo por ahí. Invité a la tropa cervecera a…. cerveza -qué sino- en un restaurante que ya cerraba, pero a los que convencí para que nos sirvieran “..la última”.. El compromiso de servirnos las birras iba como condicionado a no alargar mucho nuestra estancia ahí. Así que después de un tiempo más que prudencial, Txabi ha dicho que él se iba, y todos hemos ido enfilando el camino de la puerta de salida.
La despedida ha sido muy rápida, sin escenas (claro que, realmente, el único que se iba de Santiago por la mañana era yo); y diría que hasta incluso un pelín fría, formal… pero puede ser tan solo una apreciación mía debido al cansancio y a la ingesta de claritas (que, definitivamente, ha sido mi “bebida oficial” de este Camino Primitivo.)