13 abril 2022

CAMINO PRIMITIVO A SANTIAGO - PREVIA

PEREGRINOS CON LOS QUE CAMINÉ  
El Camino, los Caminos, son las personas, los peregrinos. Todo lo demás es caminar, caminar y sólo caminar (... pero mucho, eso sí). 
ANDAR : Moverse, normalmente caminando.; CAMINARAndar determinada distancia; dirigirse a un lugar o meta, avanzar hacia él.
Casi siempre se habla de "El Camino de Santiago" (en singular, como algo único). Pues bien, ésta es la primera de las curiosidades que descubres cuando te adentras en el mundo del Camino: no hay UN Camino de Santiago; lo que hay son varios, muchos, Caminos a Santiago.
Tengo que reconocer que, cuando me lo miraba desde la distancia, cuando la posibilidad de hacer lo que se llamaba Camino de Santiago era una pura quimera para mí, estaba convencido de que hacer el Camino sería algo muy parecido a lo que he hecho en éste, El Primitivo: sufrir grandes desniveles, dureza y belleza... En el Camino Francés, excepto la primera de sus etapas y pocos tramos o etapas más, es cuestión de ir "echándole kilómetros, muchos kilómetros". Y el Camino Portugués (el de por la costa) es una suerte de paseo a lo happy flower. Lo que me he encontrado en este Camino Primitivo es lo que siempre me había imaginado que encontraría. Y lo he sufrido y disfrutado a partes iguales. Y si los Caminos son las personas, los peregrinos, yo he sido muy afortunado en este Camino Primitivo (que decidí emprender tan solo 5 días antes). He compartido kilómetros, y silencios, confidencias y mantel, cervezas y dormitorio, con peregrin@s de muy hondo calado (y esto que yo los Caminos los inicio con la idea de hacerlos en solitario). Y han sido peregrinos de lo más heterogéneos, tanto como personas como por origen, de los que de todos ellos me he enriquecido, y mucho.

Los primeros peregrinos categorizados como "grupales" fueron Liis (de Estonia) y el madrileño Ángel
Si el misticismo tuviera cara, tuviera cuerpo, tuviera actitud... ese sería la calma y el sosiego de Liis. A ella iba unido, en plan pack indivisible, Ángel, barbudo taxista del turno nocturno del foro, multi reincidente en Caminos (éste era su sexto Primitivo); se conocieron el año pasado aquí mismo, en el Primitivo, y mantienen una muy linda relación. Empecé a andar con ellos después de mi parada para comer; y Ángel fue el causante de que acortara la etapa inicialmente 
prevista (Oviedo- Grado, de 25k) para dejarlo en un Oviedo-Paladín, porque me convenció de que valía mucho la pena parar en el Albergue Villa Palatina y saborear "el mejor cachopo del mundo" (una especie de San Jacobo, pero a lo bestia). Esperando la hora de la cena, me acerqué a la mesa donde estaba sola Sabrina, florentina de 22 años, la extranjera a la que le he escuchado el mejor español que jamás le había escuchado a un no nativo, sin acento raro, como si fuera nativa; y que, además, era el vivo retrato de mi sobrina Emma y con la que iba a compartir habitación en el albergue. Ella fue la que se llevó una de las dos gorras personalizadas que siempre confecciono en cada Camino. Y es que lo primero que hago una vez ya decidido qué Camino haré, es idear un #hashtag y elaborar un logo para imprimir en las gorras y en la mochila. La gorra roja del Camino Francés se fue con David hacia Pittsburg; la negra de este Camino Primitivo se ha ido hacia Florencia en la mochila de Sabrina.



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Francés:         #txabi_aporelcamino_2022
       Portugués:     #txabi_a_por_otro_camino
            Extensión Finisterre-Santiago: #txabi_hacia_el_fin_del_mundo  (falta gorra)  
                   Primitivo:      #txabi_no hay2 sin 3






Y es que el viaje, la aventura, el Camino, comienza mucho antes de dar el primer paso.




   
Al cuarteto se nos uniría la tarde siguiente Lucianasimpática, animosa, a la vez que misteriosa y enigmática siciliana que enseguida hizo buenas migas con Sabrina y con el resto.
Pero el quinteto no ha funcionado nunca como equipo, ni nadie quería que así fuera. Porque en los Caminos no se circula "por equipos"; nuestro espontáneo equipo, como mucho, planeaba el día siguiente como para poder desayunar juntos, pero luego una vez puestos en camino cada uno iba a su bola, a su ritmo, normalmente con la inquieta Sabrina tirando del grupo o, directamente, alejándose un montón. No funcionábamos en bloque; casi nadie en el Camino lo hace; los meeting-point de reagrupamiento son, en todo caso, los pequeños bares o quioscos que, con suerte, vas a encontrarte a pie de Camino.

Apareció luego en escena, y ya lo hizo para quedarse, Michael, de Liverpool pero afincado en España, apasionado del futbol (Everton) y laboralmente relacionado con este mundo. Un tipo realmente especial, al que le cogí un gran cariño y con el que compartí, a la salida de Lugo, una inolvidable larga marcha mano a mano (zapa a zapa sería mejor decir) de un buen montón de kilómetros. Precisamente nuestras zapas NB proporcionaron el inicio de esa relación tan y tan especial que mantuvimos.
Y estando Michael y yo en ese caminar juntos se nos unió Kristina (después de un amago de tan solo adelantarnos e irse… pero parece que le estaba gustando lo que oía, y se quedó con nosotros); ella es alemana de una de las islitas del Báltico, pero afincada desde hace más de 20 años en Barcelona. Con ella hice dos de las etapas y compartimos albergue y cena a la luz del frontal una noche.
Y ya, casi al final del Camino...
Sophie, una linda parisina residente en Barcelona, risueña como un cascabel, tremendamente "chic", gran caminadora, con la que fui coincidiendo intermitentemente y con la que compartí lavadora y mesa, pulpo y mantel en Melide, 
Cuando me perdí/desorienté en el tercio final de la etapa de llegada a Lugo lo estaba haciendo desde hacía unos kilómetros en compañía de la jovencísima polaca Alijca (en la foto con Bibiannne) que tampoco se aclaraba de por dónde iba el Camino. Y ya en mi jornada final de descanso en Santiago el martes 19, mientras desayunaba pensando en si ir o no a Muxia, entablé conversación con Annie, una preciosa e inteligente brasileña afincada en Londres y que estaba en Santiago por trabajo y a la que me uní para realizar la visita a las terrazas y tejados de la Catedral
Santiago y a una vuelta por la ciudad, que me fue perfecto para "soltar piernas"
Mención aparte, mención muy especial para una personita encantadora, dulce, amable, risueña, sensible, motivadora, educada, atleta... la holandesa Bibianne
Bibianne es una de aquellas personas a la que todos nos gustaría tener siempre al lado, en los buenos y en los malos momentos. Bibianne estaba integrada, por decirlo de algún modo, en el bullicioso grupo cervecero de Michael, junto a Matt, médico londinense apasionado del arte y arquitectura sacra; el cocinero irlandés Claron, pero con los fogones en USA; y Melisa (en la foto con Michael y conmigo) una preciosa bosniana pero residente en Austria y dedicada a temas benéfico-caritativos (a la que solo vi una noche). 
Fue con este animoso y muy cervecero grupo con el que el martes por la noche eché el cierre a mi Camino Primitio en los soportales de enfrente de la Catedral, lugar al que también acudieron Sabrina con Marco, Davide y Luca, los tres muchachotes italianos que ella y Luciana conocieron en O'Pedrouzo, y con quienes compartí, ya en Santiago, copas, cena y nuevamente copas en esta última noche. 

Pero esta última noche en Santiago, en los soportales frente a la Catedral, con La Tuna dándole perfecta réplica, Bibianne brillaba con luz propia sobre todos nosotros, sobre toda la plaza, por su naturalidad, espontaneidad, su modo de ser, de compartir, de mimetizar, de empatizar con cualquiera. 
Un verdadero regalo para mí el haber podido compartir con ella unos impagables, aunque muy cortos momentos. 

Lo que decía... el camino son las personas, los peregrinos. Con cuatro de ellos recorrí gran parte del Camino, formando un quinteto bullicioso, pero no por ello compacto. Fueron Liis, Ángel, Sabrina y Luciana quienes, con su actitud, me animaron a no hacer las 3 paradas que tenía previstas durante el Camino y en cambio sí hacer todo el Camino del tirón, las 13 etapas seguidas non stop. Y les estaré eternamente agradecido por ello.

 
Y una vez rendido el merecido y sincero reconocimiento que todos ellos se merecen, vamos a ver cómo transcurrieron esas 13 etapas y la estancia en Santiago antes de volar de regreso a casa.