Quiero creer que no soy ningún bicho raro y que -como yo- más de uno y más de diez tenemos nuestro "rincón", ese lugar, propio o foráneo que uno acaba sintiendo como propio, un lugar que te proporciona una suerte de refugio, de atalaya desde donde poder divisar sin demasiado esfuerzo todo lo que acontece alrededor, aunque lo que acontece no es que me interese en demasía. Porque es "mi rincón", no un "observatorio" :la verdad es que no tengo casi interlocución alguna con nadie; excepto el de la chica de la frutería, no me sé el nombre de ningún parroquiano de los que frecuentemente coincido, y apenas hago otra cosa que darles los buenos días a medida que van viniendo y marchando de las mesas de alrededor.
Y en este mi rincón me siento protegido, arropado. Y no es que tenga que ser ese lugar y no otro, ni que sea una manía, ni ningún tipo de superstición, ya que si cuando llego al local mi rincón ya tiene quien lo ocupe, aquí paz y allá gloria: ese día me instalo en otro lugar; no en otro rincón, sino en otro lugar. Porque mi rincón, ahí, solo hay uno. 
Y en mi rincón paso mucho tiempo casi cada día. Voy temprano habitualmente (entre 7 .3 y 8:00, antes de ir al gym. Y pertrechado con la tablet o el iPad, después de desayunar ese bocata de pa enfarinat con tortilla a la francesa, o el de pollo rebozado crujiente con bacon me dedico a una de mis aficiones favoritas: escribir, a escribir desde mi rincón.. No, no me molesta para ello el run-run de la gente a mi alrededor, ni las risas, ni las constantes idas y venidas.
Esta mesa de mi rincón en Tinyol de Esplugues, empieza a ser algo así como mi segunda casa (por el buen ambiente que te encuentras, vayas el dia o la hora que vayas). Mi rincón me ha visto teclear el cómo se esbozaban, iban tomando forma y se concluían los relatos de mis andanzas por los Caminos de Santiago recorridos recientemente (el Francés, el Portugués por la costa, el Finisterre-Santiago, el Primitivo y el primer tramo del del Norte). Y si no es de Caminos, es de Mario y Vega, mis nietos, mi debilidad...
Tener mi rincón en Tinyol de Ángel Guimerá de Esplugues es un lujo.
