05 mayo 2025

J O M, S U I T J O M . .


MI CAMINO DEL NORTE, Episodio II
                         

EPÍLOGO

Hoy, con F de "fiasco", replegamos velas y nos vamos para casa.
Como ayer (realmente hoy, porque era ya bien entrada la noche) conseguí el billete de vuelta y anular las reservas de hotel de los días más próximos, hoy tenía un día tranquilo por delante, porque no volaba hasta las 18:05.
Y con la mochila ya armada por última vez, he bajado a dar buena cuenta del discreto buffet del hotel.
Lloviznaba en Santillana cuando he salido del hotel para ir cansinamente y renqueante hasta la Estación de autobuses para pillar uno en dirección a Comillas, aunque había estado dudando entre irme directamente al Aeropuerto de Santander e instalarme ahí, como el bueno de Tom Hanks en La Terminal, o seguir el plan inicial: irme a Comillas a pasar el día y de ahí, irme luego ya a Santander y su aeropuerto.
Sin saber en qué momento ni el porqué, a poco de salir del centro para ir en busca del bus, me lo he pensado mejor, he dado media vuelta y me he plantado en la carretera en dirección a Comillas. No sé bien bien qué pensaba en esos momentos, pues de Santillana a Comillas hay 17 km y caminando a lo Ratso tardaría 2 ó 3 días como poco. Pero todo y en estas condiciones me he puesto a caminar bajo una fina lluvia. 

Y más o menos a los 400 metros de abandonar Santillana y caminando por el carril izquierdo, un coche que iba en dirección Comillas por el carril derecho supongo que creería que iba haciendo auto-stop ha aminorado su marcha, y poniéndose a mi altura me ha preguntado:
-¿Dónde vas... quieres que te lleve?.
Después de unos breves segundos le he dicho que...
- Voy a Comillas, pero déjame donde puedas...
Empezaba a caer algo más que una fina lluvia cuando he subido al coche.
Isa, que así se llama la samaritana conductora, se ha interesdo por mi situación. Al contarle lo de la lesión y de mi obligado regreso forzado a Barcelona (llevábamos ya unos 3 ó 4 km en dirección Comillas) me ha comentado:
- Entonces, casi mejor que te lleve a Santander, porque desde ahí tienes Huber o autobuses que te llevarán al Aeropuerto por casi nada, mientras que por un taxi Comillas-Aeropuerto te clavarán como poco 80€.
Hemos estado comentando el tema (seguíamos yendo en dirección Comillas) cuando le he dicho:
- Ok, vámonos pues para Santander., pero colaboro con la gasolina... (a lo que se ha negado en redondo).
Hay que tener in mente el mapa de la zona (un imaginario trapecio Santillana-Comillas-Santander-Santillana) para comprender el porqué yo no entendía nada de la situción. Porque, si cuando me ha parado, Isa iba en dirección Comillas, es que iba en dirección Comillas. En cambio, cuando hemos decidido irnos a Santander (dando media vuelta en cuanto ha podido hacerlo) también le iba bien. Luego me ha contado, además, que ni vivía en Santander ni en Comillas, sino entre Santillana y Santander.
Total que de modo altruista se ha cascado 35 km para llevarme hasta Santander y regresar a su casa (es docente, pero ahora está opositando; pero hoy no tenía ganas de hincar codos y se ha ido a clase de crossfit... de ahí que le diera igual llevarme a un sitio u otro.
Isa no es que corriera: es que sobrevolaba el asfalto bajo la intensa lluvia que a poco de subir ha empezado a caer tal y como vaticinaban. Pero tenía un estilo de conducción que hacía que, a pesar de las condiciones, me sintiera totalmente seguro dentro del vehículo. Una crack.

He estado deambulando por el centro de Santander hasta que a la una me he ido a la estación de autobuses.
Ya en el aeropuerto me he tomado una hamburguesa "american burguer style"  asombrosamente deliciosa.
Como lo que me sobraba era tiempo, he contactado con Booking para darle cuenta de las anulaciones de reserva ya hechas anoche y preguntarles cómo debía operar con las que todaía no había hecho. Y, para desgracia mia, no les valía un único correo con todos los números de reserva y sus claves, sino que tenía que enviarles un correo por cada una de las reservas. Así que me he pasado un buen rato entretenido en localizar los números de reservas, sus claves y redactando los correos.

Por causas climatológicas, el avión ha salido con retraso. Y no solo esto: nos han embarcado y una vez todos los pasajeros a bordo nos han indicado que deberíamos permanecer sentados a bordo unos 40 minutos porque en Barcelona "estaba cayendo la del pulpo" y no podríamos aterrizar.

A todo esto, nadie sabía que yo regresaba hoy. Conociendo a mis chicas, si les llego a decir que volvía hubieran empezado a pensar en que me había pasado cualquier tipo de desgracia... en todo, menos en que me había tocado la lotería, por ejemplo.  Así que imaginaros la cara de sorpresa de Marta cuando, por la mirilla, me ha visto plantado en la puerta de casa. Pero en el fondo contentas porque han podido comprobar una vez más que no soy ni un descerebrado ni un inconsciente: conozco mis limitaciones en cuanto las percibo y actúo en consecuencia. 

Sí, me ha visto por la mirilla de la puerta de mi casa, porque hoy, sin haberlo planificado antes así, ni mucho menos... 

... mi mochila, mi rodilla, mi tobillo y "llo'' hemos vuelto a casa.

Hogar, dulce hogar, o como dicen los Yankees....

           J O M, S U I T J O M ... !!