Inquieta, observadora, detallista, ávida lectora, viatjera i treballadora incansable, neta de cuineres casolanes que li van transmetre l’amor pels fogons.
Periodista per vocació, escriptora, dona de rádio i de tele (quan només hi havia “la tele” )
Solidária, generosa, abocada a l’ajut dels més necessitats
Companya, amiga, cómplice, mentora...
Sense haver-ho merescut, la vida no sempre li va somriure; però en el seu equador li va regalar el millor dels companys per poder anar fent junts el camí d'envellir plegats… quina gran parella!
Gispi, vola alt… quants cops no haurem cantat plegats el “trobarem a faltar el teu somriure…”; ara sé que, entre moltes d’altres coses teves, trobaré a faltar el teu somriure.
Veure el Programa LA TARDE de 1984
(min 9:07 a 19:10 30:05 a 38:00 41:10 a final)
Hoy no puedo creer en Dios
Me despierto esta mañana y tengo un mensaje de su hija Anna. Que Nuria Gispert nos ha dejado para siempre, víctima de un traicionero tumor que dio la cara al volver de las vacaciones de verano y la ha consumido en pocas semanas. Y digo que no puedo creer en Dios porque de existir no habría permitido que todos nos quedáramos huérfanos de ella y, sobre todo, que no haya podido cumplir sus inminentes planes.
Se jubilaba el 18 de noviembre, al cumplir 67 años. Ya tenía todo cerrado para irse a vivir a su casa del pueblo, después de años de pelear en la jungla periodística, hasta que la dejó para trabajar en Cáritas, llevando un banco de alimentos. No podrá disfrutar de esa casita que poco a poco fue montando con Javier, su pareja, en Castellterçol, a 50 kilómetros de Barcelona, ya lista para vivir, con todos los mínimos detalles que ella siempre tenía en cuenta. Y tampoco podrá disfrutar de su primer nieto, próximo a llegar. Ilusionada, feliz, no veía la hora de que pasaran las semanas.Y de repente un olvido, dos olvidos, tres ausencias, una pierna que no funciona, un vamos a ver al médico a ver qué dice, unas urgencias donde los médicos no ponen buena cara y un usted se queda aquí señora que tenemos que hacerle unas pruebas para estar seguros… hasta la medianoche de ayer.
Mi querida Nuria, durante años la imagen de Andalucía en Cataluña, solidaria desde Cáritas y autora de varios libros de cocina práctica, pensados para resolver las urgencias de un hoy que ya, para ella, son un ayer. Nuria, amiga, siempre estarás en nuestros corazones.
Ahora ya saben por qué hoy no puedo creer en Dios. Porque no debería haber privado a Nuria de tanta felicidad próxima y por habernos dejado a todos huérfanos de su sonrisa. Porque siempre se lleva a las mejores.