04 julio 2017

VIGÉSIMA SEXTA ETAPA - SEGUNDO PARÓN

4 Julio  

VIGÉSIMA SEXTA ETAPA  26,5K   ACUM. 658,1 

TRIACASTELA - SARRIA - ALBERGUE CASAS DE BARBADELO 

Dificultad 3 / 5  Paisaje   5 / 5 

Flash de la etapa: Atravesamos espectaculares bosques de robles y castaños a la vera del río Oribio (o Sarria). Pasamos de largo Sarria (unos 3,5K) para huir del ruido de las hordas de los recién llegados turigrinos
 



Del palizón de ayer, vino la clapada de hoy. Eran las 07,45 cuando he abierto un ojo y me he puesto en marcha, despertando de paso a David.

En ese barracón del albergue ya no había nadie. Sin prisa alguna (para qué) nos regalamos un generoso desayuno. En una mesa cercana, también desayunando, el padre y las dos hijas yankees, de Virginia,  con los que ya coincidí en el Albergue Verde, que ya llevaban andados 7k, y con los que juntos hicimos una decena de km hasta que, en uno de esos parones de David ellos no se detuvieron y se alejaron.

Volvimos al camino, y la espalda volvió a reclamar mi atención. Con fuerza. Y en una de las paradas me dijo David que se iba a poner los auriculares… y lo vi alejarse cada vez más. Me esperó 3 ó 4 km más adelante y acordamos que él fuera tirando, que yo ya llegaría al albergue que Benjamín -el francés con el que nos cruzamos en el Camino- nos recomendó (“…tiene piscina y piano”).

Paré, ya muy tarde, a comer en un bar a pie de carretera, con una gente muy amable. Estaba yo solo en el comedor. Al rato entró Heisa (¿….como las geishas japonesas.? le espeté, y me dijo “sí, pero con H”) portorriqueña afincada en los EEUU a la que invité a compartir mesa. Fue una agradable comida y sobremesa.

Nos pusimos en marcha bajo un sol de justicia y compartimos Camino durante varios km, hasta casi la llegada a Sarria bajo un sol justiciero. Por aquel momento, mi espalda y rodillas eran todo un poema.


Cuando llegué a Sarria me topé con ese laaaaargo tramo de escaleras y luego con los 3,5k que aún me quedaban para llegar al albergue. 


Nuevamente se me hizo eterno el final de etapa, no encontraba la hora de tumbarme en la cama.

Y llegué... muy exhausto, pero llegué. David me estaba esperando con una cerveza en la mano, orgulloso de que “su veterano compañero de fatigas”, hubiera llegado hasta ahí aunque fuera algo más tarde. Y me fui directo a la piscina, a meter los pies en su más que frías aguas. Y a bañarme después.  Me subí a mi habitación (no era cosa de litera en sala común hoy) para darme una ducha. Al regresar al módulo central del complejo del albergue, cena multinacional y muy divertida. David, yo, Benjamín, una francesa (que al despertar al día siguiente dijo adiós al Camino por una lesión en el trocanter que le impedía casi andar) y una pareja de divertidos yankees (él acabó regalándonos a todos, incluida su mujer) un billete de 2 $ que yo le hice firmar en mi billete, y que todavía ahora no sé a cuento de qué venía el tema.

Pregunté en el albergue si me podía quedar un día más y, sí, podía ( pero en una habitación contigua a la que tenía esa noche). Así que mañana será mi segundo “Pit-stop” en el Camino (por las fotos del Albergue veréis que una opción como ésta no volvería a tenerla: espacioso, jardín, piscina, buena comida...) y así, de paso, le daba un buen descanso a mi espalda, que realmente lo necesitaba.

Y dolorido de la espalda, sobre todo, me fui a la cama, con la onírica visión del día de descanso que me esperaba. Pero no fue un día de descanso como tal... 




#txabi_aporelcamino_2022