... llamadle como queráis.
Esta mañana, como si montado en un vehículo "a lo MacFlury", pero a la inversa, he aterrizado en mis 1967-1969, o sea, en la época en que yo tenía 10-12 años. Por aquel entonces Amancio Ortega no había ni empezado a confeccionar y distribuir sus " batas de boatiné " origen del actual imperio. Así que, por aquel entonces, ni Zara's ni ninguna de las cadenas de distribución de moda actuales Y "me ha aparcado" enfrente de la puerta de El Corte Inglés de Pl. Catalunya. Y digo "la" puerta porque, por aquel entonces sólo había esa puerta; fue más tarde que se abrieron las de las esquinas de Rda Sant Pere y Fontanelles, así como la de Rda. Sant Pere, fruto de haber ido comprando Isidoro Álvarez, uno tras otro, todos los edificios colindantes al de su centro de Pl.Catalunya.
El Corte Inglés era toda una filosofía de vida para los afortunados que trabajaban en cualquiera de las secciones, Porque ésta era otra: en El Corte Inglés "había de tó".
Dos veces al año aterrizaba yo ahí con mi madre y mis dos hermanos,
en este super-mega-store que a nosotros nos parecía todo un mundo. Y “nos
firábamos” para esa temporada que se avecinaba (pantalones, zapatos, camisas,
jerseys, abrigos, bañadores, polos, mochilas…). Todo en una sola tarde y sin movernos de sitio.
Y, al terminar las compras, un ceremonial, ansiosamente esperado y deseado desde el momento en que oíamos:
- Nens, dissabte per la tarda anirem a El Corte Inglés
(al que jocosamente nosotros llamábamos "El tall británic").
Y ese ceremonial no era otro que el de subir a la novena
planta y tomarnos un “bikini” o un bocata de frankfurt.
Hoy, más de 50 años después, he vuelto a subir de nuevo a la novena
planta de El Corte Inglés de Pl. Catalunya. Ya no hay terraza exterior al aire
libre como antaño, supongo que por motivos de seguridad. Pero me ha vuelto a impactar, como entonces, la magnífica perspectiva de la Pl.Catalunya que desde ahí
se divisa.