Con muy buen criterio y acierto, a finales de los noventa, el Ayuntamiento de Barcelona decidió homenajear y rendir sincero y público agradecimiento a sus comercios centenarios (...aunque luego, más bien poco o nada ha hecho para evitar su desaparición, fruto de la voracidad especuladora inmobiliaria)
Y el medio para ello fue colocar una placa conmemorativa en la acera, a la entrada de cada establecimiento (en este caso, "El Indio", uno de los ya desaparecidos).
Pues bien, alguien tuvo que hacer, artesanalmente y uno a uno, pacientemente, los moldes con las figuras de todos los gremios para luego poder fundir las placas Y ese alguien no fue otro que mi padre.
Un artesano "como los de antes"
¡ Qué grande !