Han tenido que
pasar más de 60 años para que disputara mi primera "cursa de muntanya”.
Al no poder
correr este año (sniff) la cursa de mi amiga Esther Pinehiro (“Entre tots, per la salut mental”,
calificada –y con razón- la mejor cursa de 10 km) por haberle prometido a Marta
estar juntos estos tres días en Sant Feliu de Guíxols, “me tuve que buscar la
vida” a última hora para localizar una carrera por la comarca para este domingo. Y la gironina Montse Marí me comentó la:
Una cursa de
montaña. Yo, que nunca había corrido antes ninguna.
Busqué
información. Y lo primero que vi fue el perfil: acojonaba (...a mí, al menos).
Por
si acaso, seguí buscando alternativas, pero no las encontré por los alrededores. Así
que, me inscribí.
Es, literalmente,
una “cursa de poble”; con todas las ventajas de las “cursas de poble” (ambiente
familiar, multi-atenciones al corredor, poco masificadas, todo el mundo muy volcado…)
y ninguno de los inconvenientes de una “cursa al uso”. Así pues, lo de “de
poble” no es para nada peyorativo, ni mucho menos. Se lo han currado (y esta era ya la 5ª
edición).
Por primera vez,en muchos años, no conozco a nadie de la carrera; voy descubriendo que son,
mayoritariamente, gente de la comarca y/o provincia de Girona. Soy, creo, el
único “forastero”.
Recojo el dorsal
y... ¡oh sorpresa!: me asignan el número 1 (…más tarde descubro el motivo: los han
asignado por orden alfabético).
Preparados,
listos, ya!... y a correr por el monte.
Al no tener ni pajolera idea del
recorrido, decido -a pesar de correr por el monte- no salir como una cabra.
Circuito perfectamente marcado. Imposible perderse, a pesar de haber muchos tramos por estrechos y semi-ocultos "corriols". Incluso para un novato como yo, que corrió mucho rato en solitario, nadie por delante a quien seguir, nadie por detrás para que me corrigiera llegado el caso.
Para ver-intuir-adivinar
lo que ha llegado a sufrir uno que no ha corrido nunca en montaña -y que es alérgico a
los simples repechones- solo hay que volver a ver el perfil.
Primeros 5 km. terminados
en el punto más alto de la cursa, y a pie de avituallamiento (me tomo mi tiempo
para agua, Coca-cola y plátano) y me entrego de lleno a la bajada. Y, sí, me doy
cuenta de que, sí, qué pasa: bajo bien. Rápido y seguro. Como me dijo una vez mi
amigo, el gran runner uruguayo, reciente ganador en Menorca, Juan Castillo, “… el
saber subir es importante, pero donde vas a ganar tiempo es en las bajadas. Ahí es
donde se ganan las curses, en las bajadas”.
Me destrozó la última
subida antes de la bajada final, encarando ya el arco de meta bajo el cual, como casi siempre, acabo cruzando en solitario.
Tiempo final
oficial
1:16:43
El 87º de 115 que
llegaron a meta.
Acabé “joío pero
contento”; si hasta ahora sentía un gran respeto por los corredores de trail (y
ya ni os cuento por los de las ultra-trail) después de lo del domingo, mi
genuflexión más rendida.
No sé si volveré
a correr otra “de montaña”; pero sí es seguro que -de hacerlo- me habré
preparado antes para ello.