18 septiembre 2016

HOY, MUY EGOÍSTA, PERO MUY POSITIVO...


A ver, ¿ ...por dónde empiezo?.
Pues creo que por el final:
Horas después de cruzar meta, sigo “colgado” de la experiencia de hoy, de mi carrera acompañando a la buena gente de Egoísmo Positivo

(literalmente: “...Egoísmo positivo nace para integrar, a través del running, a personas discapacitadas en el mundo del deporte. Por un lado, personas discapacitadas, principalmente en silla de ruedas que no pueden disfrutar de las carreras populares. Por otro lado, personas sin discapacidad, que prestan su ayuda empujando las sillas de ruedas en carreras populares que comprenden desde los 5km hasta los 42km.”).
Los forjadores de este proyecto, Jesús Oliver y Álex Parreño.

Convocatoria: 08,15 horas “en las Torres Venecianas”... exactamente el mismo lugar donde se citan casi el 90% de los corredores de esta cursa. Pero a los Egoístas se les ve de lejos, se les identifica claramente. Al igual que a los muchos “Corresolidaris” que también se han dado cita ahí mismo; son también una pequeña multitud (…Óscar, Avelino, el Sensei y compañía).

Por el camino, me he ido cruzando con muchos compañeros habituales de cursas y, como no, con muchos “miércolesdomingueros”.

Ahí estaban, puntuales, Álex, Jesús... y un montonazo de “Egoístas”, los de las sillas y sus acompañantes. Hoy yo también seré uno de ellos. 
Por cierto: ya os digo ahora mismo que creo que, si Egoísmo positivo tuviera una banda sonora, estoy casi convencido de que ésta sería ???  (…tendrás que clicar en los interrogantes para descubrirla).

Después de fotos y más fotos en la previa, nos dirigimos hacia el arco de salida. Matizo: delante del arco de salida. Ahí están también mis Corresolidaris. Y es que ellos y nosotros saldremos 4 minutos antes que “la élite”, de los que abrirán la carrera de hoy (camino al arco de salida he tenido la oportunidad de cruzarme y poder charlar unos minutos con Tony Molinos (Proyectopol) y, por supuesto con Pol, que también corrían hoy.

¡ 3-2-1 y, siguiendo las instrucciones "del jefe de pista" de todo este muy bien organizado circoJosé Luis Blanco ...salimos corriendo !.

Pero antes de esto “he tenido que asignarme una silla”; y es que, normalmente, se reparte el recorrido para cada silla entre 2, 3 ó 4 acompañantes “para ir haciendo relevos de silla” (por cierto, uno de ellos ha sido hoy el gran marchador olímpico Valentí Masana). Yo me he fijado en un espabilado y sonriente chavalito (9 añitos) y en el que -por parecido razonable y edad- debía ser su hermano mayor. Ellos han sido hoy mi Doble D de hoy:
  • El pequeño Donovan, en la silla, y Dorian para llevarle hasta meta.

Por ahí, incansable con el móvil, andaba también su padre. Les he preguntado si ya iba alguien con ellos y no, no había nadie: así que…
  • … el equipo Doble D ya estaba formado !!

Con un potente aparato de música transportado en una silla -con la música a todo trapo que no ha parado de sonar en toda la cursa- hemos arrancado a correr desde la salida en Avda. María Cristina y hasta el Paral·lel en su cruce con Calabria. Ahí, y para no provocar un parón-embudo-tapón al grupo de cabeza de carrera -que, recuerdo, han salido 4 minutos después- nos hemos detenido para animar a los corredores. Y al cabo de un par de minutos de estar ahí parados -junto a los Corresolidaris- han ido pasando uno tras otro los participantes en La Cursa de La Mercè de hoy. Y nosotros ahí, aplaudiendo, gritando, pitando, animando… y los corredores correspondiendo. Iban pasando, pasando, pasando…
Hemos esperado al paso de la liebre de 65’ (Rosa Garrido)  y, después de que hubiera pasado el grupo de la liebre de 70’ (Judith Pla) hemos reanudado nuestra marcha.

Por cierto, minutos antes, ese giro hacia Calabria ha provocado un pequeño atasco-embudo en el numeroso grupo de corredores de los de 55’-60’y es que el giro no es que sea de 90 grados: es que es de 135 grados (cuando la carrera va “estirada”, no demasiado problem; pero “…cuando llega la  marabunta”, llega también el lógico colapso).

Con la música a tope, nuestros gritos, nuestros himnos y los pitos sin dejar de sonar, hemos girado por la Gran Vía. Y ahí, pasado ya Urgell, he llegado a comprender cómo debió de sentirse el bueno de Moisés al separar las aguas del Mar Rojo
Veréis.
Hasta ese momento (y hasta poco antes de llegar a Pl. Tetuán) era Dorian el que tiraba de Donovan y su silla. Y en todo ese tramo, el grueso de corredores era considerable; “la Doble D íbamos abriendo el grupo de Egoísmo positivo  porque Dorian llevaba un ritmo muy vivo. Así que, para no atropellar a nadie, yo iba delante de la silla gritando a los corredores que, a diferentes ritmos, nos precedían:

-          ”Por favor, paso, paso, por favor, que venimos los de las sillas, no vayamos a hacer daño a nadie… paso, paso, por favor”.

Y, como os decía, cual Moisés del siglo XXI, el grueso de corredores se iba separando cual aguas del Mar Rojo, abriéndose a lado y lado a nuestro paso. Una pasada visual (gracias por vuestra colaboración, corredores/as).

Poco antes del kilómetro 4 he relevado a Dorian… y ya no he soltado la silla hasta cruzar el arco de meta (excepto un tramo de Rda. Sant Pere, después de un parón en Arco del Triunfo).

Bajando por Paseo San Juan hemos hecho una “parada técnica de reagrupamiento” y también con el fin de volver a animar a los corredores “no tan rápidos” que ya iban detrás nuestro.
Reanudado el recorrido, hemos vuelto a parar, ahora en el avituallamiento de Arco del Triunfo. Estando ahí detenidos me ha alegrado ver que “el mestre” (Miquel Pucurull), a su ritmo, venía hacia nosotros (y no hay ningún “retintín” en esto del “a su ritmo”, porque eran muuuuuuuchos los corredores que llevaba detrás). He podido correr unos metros a su lado y preguntarle por cómo andaba de su recuperación: parece que llegará bien a la Marató. Ha acabado la cursa de hoy en 1:19:08 (¿…dónde hay que firmar?).

He vuelto atrás, donde estaban “avituallando” los míos, y al cabo de unos minutos hemos reanudado la marcha, encarando el falso llano de Rda. Sant Pere, con el estruendo de la música, nuestros gritos, nuestros himnos y los aplausos y jaleos del público en las aceras. Y al llegar a Pl. Universidad (pasado ya el km. 7) hemos hecho una nueva “parada técnica de reagrupamiento”, con sesión de fotos, baile desenfrenado y parlamento de Álex.

Por delante ya tan solo nos quedaba el tramo de Sepúlveda, bajar por Viladomat y encarar el Paral·lel hacia Pl. Espanya para poder visualizar el arco de llegada, de nuevo en Avda. María Cristina. 

Y si en los 7,5 km. anteriores aquello había sido una fiesta, estos 2,5 últimos han sido ya una especie de frenesí. Música, cantos, bailes, himnos, gritos, pitos, y con mucha más gente en las aceras en estos últimos km animando, gritando, aplaudiendo… Era adorable y emocionante -mientras nos  aplaudían, hacían fotos, animaban- el descubrir en las caras del público esa expresión como de reconocimiento a nuestro esfuerzo, como de admiración, de solidaridad, de “… quins collons, nanos, endavant! mientras nos veían a nosotros riendo, corriendo, empujando las sillas, cantando, bailoteando…

Antes de cruzar las Torres Venecianas, última “parada técnica de reagrupamiento” con el fin de poder entrar todos juntos a meta. Y los chicos/as que -con ayuda- han querido/podido, lo han hecho andando, como el caso de Donovan, ayudado por Dorian.

Los minutos inmediatamente posteriores a cruzar meta, las sensaciones, las vivencias, las emociones, las miradas, los abrazos… se me hacen muy difíciles de teclear.

Y como no quiero ponerme teatrero, ni sensiblero, ni edulcorado, tan solo os digo una cosa, y no es poco:

Corred una cursa (… o muchas) con la buena gente de Egoísmo positivo: ya nada volverá a ser igual para vosotros en esto del correr. 
No hay palabras, hay que vivirlo.


(la próxima semana… ¡ oh novedad!  no compito en ninguna cursa).