Sí, solo en casa... Ha sido tan sólo al llegar a casa cuando nos hemos dado cuenta de que
...¡nos habíamos dejado el cochecito de Mario tirado en medio de la acera!.
Y no sólo el cochecito: la bolsa con toda la ropa de recambio, la de los juguetes, una bolsa con comida... ¡Un desastre!.
No hay excusa: entre Marta y yo, el uno por el otro, nos hemos olvidado por completo del cochecito. Hemos metido a Mario en el coche y hemos tratado de amarrarlo bien a la sillita (íbamos en coche de alquiler, porque el nuestro está en el taller). Asegurado este punto, he arrancado el coche y nos hemos ido a dejar a Mario a su casa.
Ha sido al llegar ahí y bajar del coche, cuando un escalofrío me ha recorrido de arriba a abajo la espalda. Y súbitamente me he reencarnado en la madre de Kevin al darse cuenta de que lo habían dejado tirado en casa:Solo que, en lugar de gritar: "Kevin"
mi grito ha sido de:
- ¡¡Marta... ¿y el cochecito ?!!.
¿Mi auto-respuesta? Una reacción rápida, pero totalmente irrisoria, descabellada: llamar a mi suegra (de allí veníamos) para decirle que si podía hacerme el favor de bajar a la calle para ver si el cochecito seguía ahí tirado en medio de la acera. Mientras se lo iba diciendo, me escuchaba a mí mismo y pensaba: ¿pero tú eres tonto?
¡Iluso..!. Hacía unos 25 minutos que habíamos salido de allí, 25 minutos con esta "golosina" ahí tirada, abandonada a su suerte, un sábado por la tarde en medio de una acera en Sarriá.
Pero, para allá que me he ido.
¡Ríete tu del Alcoyano y su consabida moral!
Al llegar al lugar de los hechos, y pasar por delante del portal de casa de mi suegra, ¡¡ la he visto ahí sentada, en el banco del hall de la entrada del edificio... con el cochecito a su lado y con todo, todo lo que habíamos dejado tirado en la acera.
Está claro que hoy tocaba milagro, por lo que parece.