30 quilómetros en 3 días consecutivos, yo, que corría menos que cualquiera de uno de esos gatos de los chinos.
Todo empezó de la nada. Porque "nada" más que la misma noche del sábado decidí rendir honores a la B/SS que no iba a disputarse la mañana siguiente. Así que lo que hice el domingo -sin habérmelo propuesto concretamente la noche anterior- fue correr 10 km, los que van desde mi casa en Esplugues hasta el Hotel Wela. Algo inaudito desde hacía meeeeeses. Y encima, por debajo de la hora, y con un solo km por encima de 6' (el primero, a 6:13).
Luego estaba todo el run-run en las RRSS sobre la maratón virtual de Barcelona; virtual y por etapas, pues dan 7 días para hacerla. Yo, ni quito ni pongo, no entro en discusión, no opino en público, pero tengo mi propia opinión sobre el tema, el nombre y el formato; pero allá cada cual con lo que piense al respecto, faltaría más. Pero sí que me hizo gracia lo de correr "42 km y pico" en una semana. Así que, todavía asombrado por haber completado esos 10 km el domingo, el lunes me calcé las zapas y -sobre la marcha- decidí hacer otros 10 km, ya no "behobianos", pero tampoco "maratonianos"... 10 km pa'l Txabi. Y, encima, los corrí en menos tiempo que el domingo.
Y los hice con una ruta con rima asonante con la del domingo: del Wela, a la Ciudadela.
A lo que sí me he prestado es a correr toda esta semana con la camiseta de la Marató de Barcelona 2011, a la que sigo debiéndole mis disculpas por haber ido de "sobrao" (después de mis maratones de Berlín y San Sebastián en menos de un mes y medio entre ambas, cinco meses antes) y atizarme ella toda la fuerza de Pink Floyd al llegar al 32.
Y hoy, lo que decía al principio: nada más levantarse el toque de queda, mis zapas pisaban el asfalto para zamparse otros 10 km, los terceros en tres días.
Así que ya puestos, seguiremos haciendo -mientras el cuerpo aguante- tiradas de 10 km. esta semana.
Mañana miércoles, en principio, debería descansar pero veremos cómo me levanto.
Es lo que tiene la anarquía...