05 junio 2017

MI BAUTIZO EN LA MONTAÑA


Han tenido que pasar más de 60 años para que disputara mi primera "cursa de muntanya”.
Al no poder correr este año (sniff) la cursa de mi amiga Esther Pinehiro (“Entre tots, per la salut mental”, calificada –y con razón- la mejor cursa de 10 km) por haberle prometido a Marta estar juntos estos tres días en Sant Feliu de Guíxols, “me tuve que buscar la vida” a última hora para localizar una carrera por la comarca para este domingo. Y la gironina Montse Marí me comentó la:



Una cursa de montaña. Yo, que nunca había corrido antes ninguna.
Busqué información. Y lo primero que vi fue el perfil: acojonaba (...a mí, al menos). 

Por si acaso, seguí buscando alternativas, pero no las encontré por los alrededores. Así que, me inscribí.

Es, literalmente, una “cursa de poble”; con todas las ventajas de las “cursas de poble” (ambiente familiar, multi-atenciones al corredor, poco masificadas, todo el mundo muy volcado…) y ninguno de los inconvenientes de una “cursa al uso”. Así pues, lo de “de poble” no es para nada peyorativo, ni mucho menos. Se lo han currado (y esta era ya la 5ª edición).

Por primera vez,en muchos años, no conozco a nadie de la carrera; voy descubriendo que son, mayoritariamente, gente de la comarca y/o provincia de Girona. Soy, creo, el único “forastero”.
Recojo el dorsal y... ¡oh sorpresa!: me asignan el número 1 (…más tarde descubro el motivo: los han asignado por orden alfabético).


Preparados, listos, ya!... y a correr por el monte.
Al no tener ni pajolera idea del recorrido, decido -a pesar de correr por el monte- no salir como una cabra.
Circuito perfectamente marcado. Imposible perderse, a pesar de haber muchos tramos por estrechos y semi-ocultos "corriols". Incluso para un novato como yo, que corrió mucho rato en solitario, nadie por delante a quien seguir, nadie por detrás para que me corrigiera llegado el caso.

Para ver-intuir-adivinar lo que ha llegado a sufrir uno que no ha corrido nunca en montaña -y que es alérgico a los simples repechones- solo hay que volver a ver el perfil.

Primeros 5 km. terminados en el punto más alto de la cursa, y a pie de avituallamiento (me tomo mi tiempo para agua, Coca-cola y plátano) y me entrego de lleno a la bajada. Y, sí, me doy cuenta de que, sí, qué pasa: bajo bien. Rápido y seguro. Como me dijo una vez mi amigo, el gran runner uruguayo, reciente ganador en Menorca, Juan Castillo, “… el saber subir es importante, pero donde vas a ganar tiempo es en las bajadas. Ahí es donde se ganan las curses, en las bajadas”.
Me destrozó la última subida antes de la bajada final, encarando ya el arco de meta bajo el cual, como casi siempre, acabo cruzando en solitario.

Tiempo final oficial
1:16:43
El 87º de 115 que llegaron a meta.

Acabé “joío pero contento”; si hasta ahora sentía un gran respeto por los corredores de trail (y ya ni os cuento por los de las ultra-trail) después de lo del domingo, mi genuflexión más rendida.

No sé si volveré a correr otra “de montaña”; pero sí es seguro que -de hacerlo- me habré preparado antes para ello.